La cuestionada evaluación ambiental del Parque Fotovoltaico Los Corrales de Verano

El Parque Fotovoltaico Los Corrales de Verano, aunque aprobado por las autoridades pertinentes, permanece como una cicatriz en la comunidad ambiental de la comuna de Peñaflor, ubicada en la zona central de Chile. Su línea de transmisión eléctrica atraviesa de forma aérea la Reserva Natural Municipal y los humedales ribereños del río Mapocho, y su proceso de instalación estuvo marcado por el tira y afloja entre la empresa titular del proyecto, Peteroa Energy, la Municipalidad y las organizaciones socioambientales del sector.

Carla Jorquera Ovalle
16 de abril, 2025

La ribera del río Mapocho, en la comuna de Peñaflor, es un lugar rodeado de verde y de diversos tipos de aves. La entrada a la Reserva Natural Municipal cuenta con un sendero con un incipiente bosque a partir de las reforestaciones que han hecho las organizaciones, y al acercarse al río comienzan a aparecer “los pozones”, un sistema de humedales ribereños que la comunidad visita para realizar senderismo, picnic, paseos en bicicleta y observación de flora y fauna nativa. Sin embargo, desde el año 2021, el paisaje ya no solo contaba con la presencia de árboles, agua y senderos, sino que también con una línea de transmisión eléctrica, cuya instalación -resistida por la comunidad- refleja el debate existente en Chile en cuanto a la evaluación ambiental y la transición energética que lleva adelante el país.

Línea de transmisión eléctrica atravesando la Reserva Natural Municipal de Peñaflor. Foto por Carla J. Ovalle

Durante el año 2018 la empresa Peteroa Energy Spa presentó un nuevo proyecto de energía solar, cuya infraestructura se dividía en dos partes: la construcción de un parque de paneles solares en la comuna de Padre Hurtado y una línea de transmisión eléctrica que cruzaría por los cerros y el río Mapocho hasta llegar a la comuna de Peñaflor, lugar en donde se inyectaría al sistema eléctrico la energía producida por el parque.

Sin embargo, al presentar su Declaración de Impacto Ambiental para ingresar al sistema de evaluación, la empresa no generó ningún estudio en el sector en donde instalarían la línea de transmisión, lo que levantó de inmediato las alarmas en el municipio de Peñaflor y en la Corporación Nacional Forestal (CONAF), quienes solicitaron que se realizara una caracterización especial debido a la presencia del coipo, un roedor nativo de mayor tamaño en Chile, y la rana chilena, anfibio endémico del país, categorizado en estado vulnerable.

Rana chilena encontrada en la Reserva de Peñaflor. Foto gentileza guardaparques municipales

En respuesta a la solicitud del municipio, Peteroa Energy cambió el trazado de su línea de transmisión y generó una caracterización en el sector. Sin embargo, los datos que proporcionaron en su estudio no eran congruentes con los estudios que manejaba el municipio. Por un lado, la empresa aseguraba que en el lugar donde instalarían sus torres no se encontró presencia de rana chilena, mientras que desde la Municipalidad insistieron en que esa  área correspondía, efectivamente,  a uno de los sitios clave donde habita este anfibio.

Primer trazado del proyecto Segundo trazado del proyecto Imágen extraída de Peteroa Energy Spa. (2019) Anexo III Plano General de Instalaciones

Además, el municipio destacó la importancia del lugar como corredor biológico para aves nativas y migratorias, mientras que la caracterización de la empresa no reconoció la presencia de ningún ave que se encontrase en proceso de migración. 

¿Cómo dos estudios en un mismo sector pueden reportar resultados tan distintos?

Para Matías Guerrero, biólogo y presidente de la Sociedad Chilena de Socioecología y Etnoecología (SOSOET) esto sucede ya que los titulares separan zonas sin entender que pueden ser parte de un mismo sistema. Además, menciona algunas observaciones importantes respecto a la forma en que se realizan estas caracterizaciones, como el hecho de que se realizan en tiempos muy acotados. 

“Las empresas deberían, al menos, realizar un transecto con distintos puntos en distintas épocas del año, mínimo en las cuatro temporadas. Y dentro de las temporadas, no lo deben hacer solo en diciembre, sino que, por ejemplo, noviembre al inicio y fin de temporada, porque al inicio están llegando las aves migratorias, y al final, se están yendo (…) las aves, no funcionan como en el calendario, de a poco van llegando, entonces si mediste solo en diciembre, echaron por la borda de todas las que llegaron después”, explica el biólogo.

El municipio insistió en la presencia de rana chilena en el sector y en la afectación del valor paisajístico del entorno. Además, fue categórico en señalar que las caracterizaciones de la empresa no eran coherentes con los estudios de los que estaba en conocimiento la Municipalidad, ya que ellos contaban con registros de presencia de anfibios, peces y moluscos no caracterizados por Peteoroa Energy. Estas afirmaciones se ampararon en el Informe Desarrollo de Investigación Aplicada y Actividades de Difusión para la Conservación de la Rana Chilena en la Región Metropolitana de Santiago, realizado por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile entre los años 2017 y 2018.

A partir de las contradicciones, el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) pidió a la empresa realizar una nueva caracterización, la que llegó a los mismos resultados. Peteroa Energy no evidenció en sus estudios a la rana chilena. 

En julio de 2019 se aprobó la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) del proyecto. La entonces intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar, declaró que todas las observaciones estaban contestadas en los documentos enviados por Peteroa Energy.

Para el actual concejal de la comuna de Peñaflor, Sebastián Contreras, los procesos de participación y denuncia son difíciles para las comunidades y las autoridades locales, ya que afirma que existe un desbalance entre las capacidades técnicas que tienen los titulares de los proyectos y el poco peso que existe en la toma de decisiones para las comunidades locales.

“Como ciudadanos, e incluso a veces como municipio, enfrentarse a grandes empresas que tienen un buffet de abogados impresionante es complejo. Al momento de intentar nosotros denunciar malas prácticas que hacen estas empresas, con la patente o con el eslogan de ser energía verde, pero sin mediar lo que ellos afectan en su proceso de trazado, sobre todo en lo que es el tendido eléctrico, nos genera la sensación de que en verdad no tenemos tanto peso como ciudadanos porque hoy en día incluso la participación ciudadana es básicamente consultiva. Por más que no estemos de acuerdo con un proyecto, es bien poco lo que podemos hacer”, afirma.

Proceso sancionatorio

El Parque Fotovoltaico Los Corrales de Verano siguió su proceso de instalación con normalidad hasta el año 2021, mismo año donde el sector de los humedales ribereños de la comuna de Peñaflor se declararon Reserva Natural Municipal (RENAMU) y fueron amparados por la Ley de Humedales Urbanos. 

Peteroa Energy se dio cuenta que para realizar el cruce sobre el río debían instalar una torre de mayor envergadura de la que habían señalado en su proyecto. Realizaron las obras correspondientes para ello, pero sin notificar al Servicio de Evaluación Ambiental. 

El problema se agudizó aún más cuando, al realizar la excavación para la nueva torre, el agua de las napas subterráneas del sector comenzó a aflorar a la superficie, inundando los alrededores y cambiando la fisiología del área conocida como Los Pozones. 

Cuando ocurren este tipo de hechos, los titulares de los proyectos tienen la obligación de notificarlo a la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA). La empresa, en cambio, comenzó a extraer el agua para verterla en los humedales aledaños sin dar ningún aviso.

Estos hechos están relatados en una serie de denuncias presentada ante la SMA. Primero por el, en ese entonces, director de Sustentabilidad del Municipio, Germán Ortiz, y luego por Claudia Sagredo, vecina de Peñaflor y miembro de la organización socioambiental Mapuko. 

Claudia se dio cuenta del hecho al visitar el sector, y al igual que el municipio en el proceso de evaluación, sintió de inmediato preocupación por la presencia de la rana chilena. 

“Nosotros nos percatamos de que habían roto una napa. Nos asomamos, vimos lo que estaba pasando y se notaba porque había aflorado mucha agua, donde no había tanta agua, y  justo en un sector donde hay mucha rana chilena, entonces nos preguntamos, ¿qué está pasando acá? Están alterando esto”, relata. 

Excavación realizada por Peteroa Energy colindante a la Reserva Natural Municipal Imágen extraída de Comprobante Denuncia Digital N° 4587. (2021). En Formulario de Denuncias Superintendencia de Medioambiente

La SMA realizó dos fiscalizaciones en terreno y ordenó medidas provisionales, las que consistían en frenar la maquinaria y realizar los estudios pertinentes para medir posibles afectaciones. Además, formuló los siguientes cargos contra Peteroa Energy: cometer acciones que impidan eliminar o minimizar consecuencias ambientales de acuerdo a lo estipulado en la RCA del proyecto, y cometer acciones u omisiones que involucren ejecutar proyectos fuera del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental.  

La empresa, para poder retomar sus obras, presentó su Programa de Cumplimiento donde adjuntó nuevas caracterizaciones del lugar. En comparación a la caracterización realizada en el año 2019, ahora habían mapeado un 40% más de especies, siendo la diferencia más importante en aves, con 20 especies nuevas registradas. 

El municipio indicó que dadas las nuevas características del lugar debido a las declaraciones de RENAMU y humedal urbano, la empresa debía someterse nuevamente al sistema de evaluación a través de un Estudio de Impacto Ambiental, sin embargo, en junio del 2022 la SMA aprobó el Programa de Cumplimiento y dio por cerrado el proceso sancionatorio. 

Para el alcalde de Peñaflor de ese periodo, Nibaldo Meza, tanto el proceso de evaluación como sancionatorio, lo dejaron con sentimientos amargos, ya que si bien el proyecto era de energía renovable, para él hubo una afectación al ecosistema de todas maneras. 

“Situaciones como esta, sin duda alguna, afectan al medio ambiente, aunque se pretendan vender como proyectos que utilizan energías renovables, que son medioambientales, que cuidan la naturaleza, finalmente uno ve que no se logra el propósito final. La conclusión que me quedó respecto a la empresa es que eso no está dentro de sus líneas de trabajo. El cuidado y preservación del medio ambiente sigue siendo un negocio”, afirma.

Además, considera que si las empresas pueden realizar este tipo de prácticas es porque existe una legislación que lo permite. 

“Aquí lo que hubo fue una ocupación de un espacio en donde existía una diversidad de flora y fauna, y en donde existían características de la mecánica del suelo que estaban asociadas a condiciones en donde se preservan distintas especies. Sin embargo, ahí se construyó. ¿Por qué? Porque la legislación no lo impedía, y lamentablemente también hoy en día las empresas tienen diversos profesionales que, naturalmente, buscan y rebuscan la manera de poder realizar finalmente el propósito utilitarista, la ganancia de una empresa aún a costa de afectar el medioambiente. Yo soy un crítico, creo que todavía Chile está muy atrás en materia de legislación de cuidado y preservación del medioambiente”, agrega el exalcalde.

Impactos hasta hoy

Hasta el día de hoy, los vecinos y vecinas visitan la RENAMU en Peñaflor y una de sus primeras vistas es la línea de transmisión eléctrica del Parque Fotovoltaico Los Corrales de Verano, ubicada de forma colindante con un sector con pozones que se encuentran en recuperación hasta hoy.

Pozón de agua en recuperación en el sector de humedales ribereños del río Mapocho en la comuna de Peñaflor. Foto gentileza de la comunidad

A pesar de que Chile suele ser categorizado como un ejemplo de transición energética en la región, y que el carácter de una “transición justa” aparece en las políticas oficiales del Estado, como la Política Energética 2050, para la comunidad peñaflorina los costos estuvieron en desbalance en relación a los beneficios del proyecto. Además, dado que el proceso no tuvo una instancia de participación ciudadana, y hasta hoy existen vecinos y vecinas que desconocen el paradero de la energía producida por el parque fotovoltaico de Peteroa Energy. 

Para el académico de la Universidad de Chile y miembro de la Red de Pobreza Energética, Julián Cortés, estos problemas pueden darse debido a una falta de diálogo entre las institucionalidades de Medio Ambiente y Energía en el país. 

“Ahí hay un problema institucional, porque cuando se dictaron las normas de evaluación y declaración de impacto ambiental, nunca dialogaron con las normas de energía. Entonces, eso es un gran problema, porque de alguna manera las normas para todo el sistema de evaluación ambiental que hace el servicio y todo ese proceso, nunca se consultó a la gente de Energía o nunca se sentaron, cuando se hizo este procedimiento, a decirse, bueno, ¿cuáles pueden ser los potenciales impactos que ustedes ven en su sector?”, asegura

Por otro lado, para la abogada de la ONG FIMA, Sofia Barrera, actualmente no existe un instrumento dentro de los procesos de evaluación que pueda contribuir a que la transición energética realmente sea justa, transformándose en un gran desafío para la institucionalidad. “De hecho, ese es un gran desafío para organizaciones como la nuestra, que busca posicionar estos discursos para introducirlos dentro de la materialización de los proyectos. ¿Y por qué digo la materialización? Porque, claro, nosotros podemos tener políticas públicas que incentiven proyectos de transición para descarbonizar la matriz energética, etc. Y eso está perfecto, pero esa descarbonización no puede ser a costa de las comunidades, sin mirar cuestiones que son importantes dentro de la transición para que sea realmente justa”, afirma.

En esa misma línea, para la directora de incidencia política de la Fundación Ecosur, Pamela Poo, el sistema de evaluación ambiental chileno no está preparado para enfrentar los desafíos de la transición justa, mucho menos en un contexto en donde las dinámicas de mercado son las que van marcando las políticas públicas. 

“El sistema no está preparado para lo desbordado que se posiciona ese discurso en cuanto a lo que hay que hacer para una transición energética, y por lo tanto no está siendo ni va a ser justa porque eso significa tener que remirar el sistema capitalista en el que estamos. Lo justo tendría que venir desde otros espacios como la política pública y eso no está ocurriendo porque, si bien estamos hablando de transición energética, en el contexto del sistema económico actual ninguna transición energética va a ser justa si no tiene otros ingredientes que sean diferentes al problema que nos trajo aquí”, afirma. 

Existen una serie de desafíos para que la institucionalidad ambiental pueda enfrentar de forma eficiente y justa la transición energética, sobre todo en un país como Chile, cuyo objetivo a nivel de Estado en la materia es posicionarse como un referente internacional de energías renovables.

Para el abogado de ONG FIMA, Felipe Pino, de no tomarse las medidas necesarias para que este proceso ocurra de forma justa se pueden incluso comenzar a deslegitimar los proyectos que buscan contribuir a la transición energética en Chile. 

“Hay que empezar a entender y poner en el debate público que los estándares de sustentabilidad y transición justa no son estándares éticos, van a ser el factor desequilibrante de si logramos hacer las cosas o no. Esto no está siendo debidamente internalizado por los tomadores de decisión. Están diciendo, sí, obvio que transición justa, pero en el fondo no se ha internalizado como una dimensión necesaria para que esto ocurra, es solamente un agregado. Si no hacemos más en ese sentido, con obligaciones adicionales a las empresas y a la administración del Estado, vamos a seguir  en la escalada de la de la resistencia social hasta llegar a un punto en que se van a empezar a deslegitimar agendas de transición energética, tal como se deslegitimaron ya las hidroeléctricas, por ejemplo”, concluye.

Este trabajo es parte de nuestro programa de Mentorías en Periodismo Climático 

Almacenamiento, infraestructura y descentralización: el desafío de Chile para detener la pérdida de energía

Carla Jorquera Ovalle

4 de junio, 2025

Durante los últimos años, el vertimiento de energía renovable en el país se ha transformado en un dolor de cabeza. La concentración de parques fotovoltaicos y eólicos en las regiones del norte, la escasa infraestructura de almacenamiento y transmisión eléctrica, y el uso ineficiente de la institucionalidad y estructura actual han generado la “pérdida” de más de 5.500 GWh, solo en diciembre del 2024, transformándose en una cifra récord de vertimiento que supera en un 148% la de los años anteriores. Mientras iniciativas de parques fotovoltaicos y eólicos siguen en aumento, los proyectos de almacenamiento aún no logran contrarrestar la sobreproducción de energía renovable.

El vertimiento o recorte de energía se produce cuando la oferta de energía producida supera la demanda en una zona en particular. En el caso de Chile, esta situación se ha producido principalmente por dos motivos: la concentración de plantas fotovoltaicas en la zona norte y eólicas en el sur del país, a lo que se suma la falta de infraestructura de transmisión y almacenamiento.

Además, cabe destacar que la cantidad de energía producida a partir del viento y el sol depende de las condiciones climáticas y la hora, lo que muchas veces no coincide con los periodos de mayor demanda en el suministro eléctrico. 

Para el director de estudios de la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (ACERA), Felipe Gallardo, lo preocupante no es solamente la existencia de vertimiento, sino  la rapidez con la que ha aumentado, afectando la eficiencia y generando consecuencias para el mercado de las compañías eléctricas.

“Un sistema eléctrico que está migrando a una penetración renovable tiene un poco intrínseco a su operación la existencia de recortes, porque quizás sea lo más eficiente que una parte de la energía se recorte en lugar de hacer inversiones adicionales en líneas de transmisión o en nuevos sistemas de almacenamiento, pero lo que preocupa acá es la rapidez con la que crece y la magnitud que está tomando. Estamos hablando de un 20% de la generación de un orden de 6 TWh, es un monto que es muy relevante y evidentemente esto genera un perjuicio para las compañías eléctricas. Primero, porque no pueden inyectar toda la energía que generan y segundo, porque tenemos un sistema de tarificación marginalista donde en algunas ocasiones se producen desacoples de precios”.

Esta situación ha generado que en regiones como Antofagasta, Atacama y Coquimbo el vertimiento supere los 2.500 GWh, ya que la energía consumida por sus habitantes es sumamente menor a la que se produce. 

Recortes en generación ERNC Centro de Información ACERA Vía: https: www.acera.cl/centro-de-informacion

Una oportunidad económica contra el tiempo

El año 2024 fue catalogado como el año del almacenamiento en el mundo empresarial del sector energético. Sin embargo, a pesar de que la inversión aumentó en un 231%, los proyectos de almacenamiento están lejos de dar abasto ante los niveles de vertimiento, cuya cifra supera los 5.000 GWh. El aumento, en comparación al año anterior, fue de un 148%.

Si bien una de las alternativas que más resuena a la hora de hablar de almacenamiento son las baterías, sobre todo pensando en el bajo costo que implica dada las últimas caídas en los precios de las materias primas, este mecanismo es eficiente solo por períodos cortos de tiempo. 

En Chile, dada la sobreproducción y concentración de proyectos energéticos, se requiere infraestructura e iniciativas que puedan almacenar energía por una mayor cantidad de tiempo. Algunos ejemplos de ello son las centrales de bombeo, las que producen electricidad a partir del almacenamiento de agua en un embalse en altura que luego se libera hacia turbinas para generar electricidad, o el almacenamiento en sales fundidas, cuyo funcionamiento consiste en la fundición de sales a través de la energía térmica producida desde plantas solares (o de otras fuentes). Estas sales mantienen su estabilidad a temperaturas que pueden llegar a los 500°C, lo que permite almacenar la energía térmica y luego usarla en periodos de mayor demanda o con menor producción.

Esta última tecnología ha tomado gran fuerza en el debate chileno, ya que en el país se instaló la primera planta termosolar de América Latina, el Complejo Solar Cerro Dominador, cuyas instalaciones consisten en un parque fotovoltaico y una concentración solar de potencia (CSP) que permite almacenar energía a través de sales fundidas. 

Complejo Solar Cerro Dominador. Foto: Ministerio de Bienes Nacionales, CC BY 2.0 , vía Wikimedia Commons

Estos mecanismos a pesar de ser menos eficientes a nivel económico, permiten almacenar energía en periodos de meses, transformándose en una opción no solo importante, sino que necesaria.

Ahora bien, generar más proyectos no es la única opción para este desafío. Para el director del Solar Energy Research Center (SERC Chile) y académico de la Universidad de Chile, Rodrigo Palma, existen oportunidades de cambio dentro de nuestra misma institucionalidad que podrían ser elementos importantes para enfrentar el vertimiento. 

“Si se miran las operaciones diarias en el Coordinador Eléctrico Nacional, te vas a dar cuenta de que a las horas donde hay vertimiento también hay generación térmica y generación convencional y uno no entiende por qué pasa eso si es que es más cara que la generación renovable, y ahí te das cuenta de que hay algunos temas de cómo se está operando el sistema eléctrico para mantener supuestamente los estándares de seguridad. Entonces, se dejan máquinas térmicas y tradicionales operando y eso también le quita espacio a esa energía renovable que no puede entrar al sistema.  No todo es por atraso en la transmisión, sino que también una parte es por las políticas de operación del sistema eléctrico y esas dos cosas se confabulan y hacen que tengamos la situación de hoy día”, comenta. 

Palma agrega que es necesario que a nivel político se tomen las medidas necesarias para equilibrar la demanda y oferta de energía, siendo la minería un sector en el que se podría experimentar. 

“Uno necesita que la demanda se parezca más a la oferta y eso también es un esfuerzo que hay que hacer. No se puede pretender que un sistema que quiere ser más armónico y sustentable abastezca una demanda que no hace esfuerzos por parecerse a la oferta. Hay que hacer cambios en la forma de la demanda de manera que el diseño de la industria, de la minera, trate de parecerse más a la oferta. Hay muchos procesos industriales que se podrían concentrar en las horas de oferta en donde existe más recurso”, añade. 

Ahora bien, aunque existe una oportunidad de mercado importante en la generación de proyectos de almacenamiento, es un espacio de inversión que no está exento de incertidumbres. 

Para Gallardo, existen tres grandes desafíos: el arbitraje, la integración del almacenamiento al sistema y el estándar que se le aplicará a este tipo de proyectos. 

“Las principales indefiniciones están en lo que es el arbitraje de energía respecto de qué forma se va a programar y a operar este tipo de instalaciones. Hay una mesa técnica que está avanzando en esa línea. El segundo punto es de qué manera o con qué criterio se va a producir la integración de los sistemas de almacenamiento a nivel de generación distribuida. Y el tercero, quizás más relevante, es el estándar que van a tener que cumplir estas instalaciones, y el riesgo es que eventualmente hoy día voy adelante con un proyecto, pero después puede que quede fuera de norma y que tenga que hacer inversiones adicionales en adecuaciones para poder normalizar”, afirma.

Las medidas que se han tomado hasta ahora

Hasta ahora, en Chile existen dos instrumentos normativos principales respecto al almacenamiento. Uno de ellos es la Ley de Almacenamiento y Electromovilidad, la que fue promulgada hace ya dos años y que establece entre sus principales objetivos otorgar financiamiento a proyectos a través del pago por inyección de energía al sistema y por disponibilidad en momentos de mayor demanda. Además, la ley busca acelerar el retiro de centrales a carbón para dar mayor seguridad respecto al proceso de descarbonización. 

Por otro lado, un año después, se creó el Decreto Supremo N°70, cuyo objetivo es, a través de un reglamento, incorporar a la normativa los proyectos de almacenamiento dentro del Sistema Eléctrico Nacional, particularmente en el mercado de transferencias de potencia. Esto con el fin de dar mayor certeza regulatoria para la inversión.

Para la investigadora del Centro de Energía de la Universidad de Chile, Dasla Pando, tanto la ley como el decreto son parte importante del aumento de proyectos de almacenamiento en Chile, sin embargo, da especial énfasis al reglamento creado por el Decreto 70, cuyo contenido otorgó nuevas formas de financiamiento para las empresas.

“La capacidad de instalar almacenamiento ha aumentado muchísimo en el último tiempo, y eso obviamente no solo es un reflejo de la promulgación de esta ley, sino que además viene acompañado del reglamento de potencia porque con el reglamento se introdujo la posibilidad de pagar por potencia a las energías renovables, incluyendo también al almacenamiento. Ese fue uno de los grandes cambios, que obviamente viene acompañado de esta habilitación legal que introdujo la ley de electromovilidad y almacenamiento, porque sin eso no se podría, por ejemplo, tratar al almacenamiento como un recurso independiente energético. Esto tiene un impacto directo en la posibilidad de actualizar algunas normativas que no podían, en el fondo, reconocer este almacenamiento como un recurso independiente”, afirma.

Fotografía Promulgación de la Ley de Almacenamiento. Ministerio de Energía Vía: https://energia.gob.cl/noticias/nacional/ministro-pardow-promulga-ley-de-almacenamiento 

Proyecciones

Hasta fines del año pasado, Chile apostaba sus grandes cartas a dos tecnologías: el almacenamiento a través de un sistema de aire líquido y las centrales de bombeo. Esto basado en dos proyectos que incluso fueron parte del Reporte Energía Abierta Ciudadana de Almacenamiento hecho por la Comisión Nacional de Energía. El Proyecto ENSICOM de Enlasa Energía (aire líquido) cuya aprobación fue obtenida durante el año 2022, y la Central de Bombeo Paposo, proyecto que no pudo realizarse debido al término anticipado dictaminado por el Servicio de Evaluación Ambiental. 

Dentro del mismo reporte, la autoridad proyecta contar 2.213 MW de capacidad para fines de este año. 

Para Palma, las autoridades deben ser capaces de innovar a través de las herramientas que tienen actualmente para enfrentar este desafío, siendo clave el rol del Coordinador Eléctrico Nacional, la descentralización y el balance de costos en la energía renovable. 

“Hoy día es muy importante que nos atrevamos a innovar. Yo creo que Chile debiera recibir por parte de nuestras autoridades y de la gente que está en el sector energético, una propuesta y una invitación a que nuestro sistema apunte a 100% renovable por la vía de lo descentralizado y la ecuación balanceada de vertimiento y almacenamiento. Tenemos que apuntar a que esto es energía de menor costo y que sea energía sostenible. No se necesitan tanto nuevas reglas ni nuevas leyes que es como patear el problema para el futuro.Yo creo que, con lo que hay, hay mucho espacio para mejorar”, concluye.

Este trabajo es parte del programa de Mentorías en Periodismo Climático de Climate Tracker

Minerales críticos en Chile: oportunidades y desafíos para la transición energética

Autores: Gustavo Orrego y Valentina Francke

Fecha: 14 de julio

Resumen

La transición energética ha elevado la demanda global por minerales críticos, como el cobre y el litio, esenciales para tecnologías limpias. Chile, como líder en su producción, enfrenta el desafío de responder a esta demanda sin profundizar los impactos sociales y ambientales ya presentes en su modelo extractivo. Este artículo examina el rol estratégico del país en los mercados globales, las proyecciones de participación, los impactos socioambientales de la minería y los compromisos climáticos asociados al sector. La transformación del modelo minero será clave para evitar reproducir nuevos impactos y conflictos socioambientales bajo la bandera de la descarbonización.

¿Por qué hablamos hoy de minerales críticos?

La transición energética global ha puesto en el centro del debate a los llamados “minerales críticos” o estratégicos. Estos corresponden a materias primas (minerales y metales) esenciales para el desarrollo de energía renovable y producción de tecnologías limpias, tales como paneles solares, baterías, turbinas eólicas y vehículos eléctricos. Su disponibilidad, accesibilidad y concentración geográfica los convierten en recursos geopolíticamente sensibles. Para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París (no sobrepasar los 2 °C) se debería cuadruplicar la demanda de minerales para tecnologías limpias hacia 2040, y para transitar hacia la carbono neutralidad al 2050 requeriría hasta seis veces más insumos.

Esta presión plantea un desafío: garantizar el suministro sin repetir esquemas extractivistas. En vez de simplemente reemplazar combustibles fósiles por más minería, la transición justa exige que esta demanda se maneje con criterios de sostenibilidad y equidad. 

Gráfico 1: “Demanda total de minerales para tecnologías de energía limpia por escenario, 2020 en comparación con 2040”. Fuente: Elaboración propia en base a IEA.

¿Cuál es el rol de Chile?

Chile es uno de los principales actores mundiales en la extracción de minerales clave para la transición energética. El país es el mayor productor de cobre a nivel global y el segundo en litio. Para 2040. Entre 2023 y 2040, Chile podría aumentar su participación en la producción global de cobre del 24% al 27%, consolidando su liderazgo. Sin embargo, en el caso del litio, el panorama es inverso, puesto que se proyecta una caída desde el 24% en 2023 al 14% en 2040, reflejando una pérdida de espacio en la cadena de valor global.  Se requiere diversificar la economía, aumentar el valor agregado, al mismo tiempo que se minimizan las externalidades sociales y ambientales.

Gráfico 2: “Participación de Chile en el mercado global de cobre y litio, periodo 2023-2040”. Fuente: Elaboración propia en base a datos de la IEA.    

¿Cuál es el impacto social y ambiental de la minería en Chile?

La minería ha sido un componente clave del desarrollo económico del país. Aporta entre un 10 % y 14 % del PIB nacional en el periodo 2020–2024, y genera un impacto significativo en el mercado laboral. Aunque el empleo directo en la explotación de minas y canteras representa solo el 3 %, se estima que por cada puesto directo se generan 2,55 empleos indirectos, elevando su incidencia al 10 % del empleo total nacional. No obstante, persisten brechas sociales importantes. La participación laboral femenina en el sector sigue siendo baja en comparación con otros rubros, alcanzando solo un 15 %.

En términos ambientales, la minería enfrenta múltiples desafíos. Entre los principales se encuentran el uso intensivo de agua, la contaminación del suelo y aire, y la presencia de conflictos socioambientales, que representan el 26 % del total en el país. Frente al crecimiento de la demanda por minerales críticos, se vuelve urgente repensar la sustentabilidad del modelo minero.

Gráfico 3: “PIB de la Minería Nacional y del Cobre 2020-2024 (Precios corrientes” Fuente: Elaboración propia en base a Banco Central de Chile.    

¿Qué metas climáticas posee Chile en minería?

La minería es responsable de cerca del 17 % de las emisiones directas de gases de efecto invernadero del país, equivalentes a 18,9 Mton de CO₂ equivalente.

Frente a esta realidad, la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP) establece metas específicas para alcanzar una minería con una menor huella de carbono. Entre los principales objetivos se encuentra reducir en al menos un 50 % las emisiones de CO₂ equivalente al 2030 y avanzar hacia la carbono neutralidad al 2050. Para ello, se contemplan medidas como la incorporación de electromovilidad, eficiencia energética, economía circular, reducción en el uso de agua, protección de glaciares y la implementación de planes de monitoreo integral de relaves.

El cumplimiento de estas metas requerirá avances en materia de regulación, mayor transparencia en la gestión ambiental y una inversión coherente con los objetivos climáticos definidos por el país. La incorporación plena del sector minero en la agenda de descarbonización será clave para una transición efectiva hacia un desarrollo sostenible.

Gráfico 4: “Distribución sectorial de las emisiones de gases de efecto invernadero en Chile” Fuente: Elaboración propia en base al Ministerio de Minería. 

¿Puede Chile liderar una transición socioecológica justa en minería?

Chile tiene el potencial técnico y estratégico para liderar una minería coherente con los desafíos de la crisis climática y ecológica. 

Para ello es necesario transformar la forma en que se planifica, regula y redistribuye la actividad minera. Iniciativas como la Estrategia Nacional del Litio o el nuevo royalty van en esa dirección, pero aún son insuficientes.

Se requiere fortalecer la participación ciudadana en el diseño e implementación de la política minera, elevar sustantivamente los estándares ambientales y asegurar mecanismos de fiscalización eficaces.

Una transición socioecológica justa no puede construirse sin el protagonismo de las comunidades y territorios, sin justicia ambiental ni una distribución equitativa de los beneficios económicos. El país tiene la oportunidad de romper con el extractivismo tradicional y convertirse en un referente de un modelo minero que integra la sustentabilidad como base de su funcionamiento.

¿Cómo contribuye el sector energético a las emisiones de gases de efecto invernadero en Chile?

Autor: Marcos Pereira Cofré

Fecha: 12 de marzo de 2025

Resumen

Chile se propuso alcanzar la carbono neutralidad de su matriz energética al año 2050 como objetivo en su contribución nacional determinada NDC para el Acuerdo de París. En este sentido, el país ha comenzado una progresiva reducción de emisiones de gases de efecto invernadero GEI, incluyendo energías renovables y descarbonizando su matriz energética. Sin embargo, el sector energía es uno de los principales contribuyentes a las emisiones de GEI en Chile, por lo que es de vital importancia acelerar los procesos de descarbonización y adición de energías renovables en todo el país.

Pero antes… ¿Cuánta energía consume Chile?

Según el balance energético proporcionado por Energía Abierta de la Comisión Nacional de Energía (CNE), en 2022 Chile ha consumido de forma primaria cerca de 400 TWh.

Cabe resaltar la gran importancia de las fuentes no renovables en el consumo energético nacional, siendo visible el aporte del petróleo, carbón y gas a la oferta total energética. También, al revisar el balance de forma histórica, aproximadamente desde el año 2015 se logra identificar el ingreso y crecimiento progresivo de las fuentes renovables no convencionales (Solar y Eólica), sin embargo, estas aún no tienen una participación significativa como fuentes primarias de energía.

Gráfico 1: “Evolución del consumo energético primario de Chile en TWh en el periodo 2000-2023”. La fuente “Otras renovables” corresponde a Biomasa, Biocombustibles y Geotérmica. Fuente: Elaboración propia en base a datos de la CNE. 

¿Cuánto de esto se utiliza para generar electricidad en Chile?

El consumo energético primario es la cantidad total de energía disponible en Chile. Gran parte de esta energía se utiliza para generar electricidad, que luego llega a los consumidores finales. Por eso, cuando hablamos de consumo energético, es importante considerar también la generación eléctrica.

Según el Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), el año 2022 se generaron cerca de 80.000 GWh de electricidad. Donde las principales fuentes de generación fueron el Carbón, el Gas Natural y la Hidroelectricidad. Por su parte, las fuentes renovables no convencionales más importantes son Eólica y Solar, que suman un 27% de participación.

Gráfico 2: “Distribución de la generación eléctrica por fuente en el año 2022”. Fuente: Elaboración propia en base a datos del CEN.    

Y ahora, ¿Cuántos GEI emite Chile?

Chile cuenta con un Sistema Nacional de Inventarios de Gases de Efecto Invernadero (SNI Chile), donde se reportan las emisiones de gases de efecto invernadero de forma histórica y por sector. De acuerdo con el inventario, el año 2022 en Chile se emitieron en total 111,05 millones de toneladas de CO2 equivalente (MtCO2e). Al considerar las capturas de GEI por parte del sector “Uso de la tierra, cambio del uso de la tierra y silvicultura” o UTCUTS, las emisiones netas de GEI se traducen en 54,37 MtCO2e. 

A lo largo de la evolución histórica, se observa una tendencia creciente en la curva de emisiones netas. Esto se debe a la estrecha relación entre el aumento de las emisiones y el crecimiento del país, ya que un mayor desarrollo económico conlleva un incremento en el consumo energético. En el caso de Chile, donde la matriz energética aún depende en gran medida de fuentes no renovables, este aumento en la demanda de energía se traduce en una mayor generación de gases de efecto invernadero (GEI). Así, el crecimiento económico y el consumo energético están directamente vinculados al incremento de las emisiones nacionales.

Gráfico 3: “Evolución de emisiones de GEI por sector en MtCO2e para el periodo 2000-2022”. Fuente: Elaboración propia en base a datos del SNI Chile.   

 El sector Energía como un desafío pero también como una oportunidad para Chile

Tal como se mencionó antes, el consumo energético está estrechamente relacionado al incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, el año 2022 el sector Energía en Chile representó un 76% de las emisiones totales de GEI. Además, es notable la trascendencia histórica de la participación del sector energético en las emisiones totales, por lo que se entiende como un sector indispensable a la hora de hablar de las emisiones de GEI en Chile.

Esta situación representa tanto un desafío como una oportunidad para Chile. Es un desafío, dado que gran parte de la matriz energética es dependiente de combustibles fósiles y representa la mayoría de las emisiones de GEI del país. Sin embargo, es también gracias a esto último que se le ve como una oportunidad de mejora en cuanto a la reducción de emisiones de GEI.     

Gráfico 4: “Evolución de emisiones de GEI sector Energía en MtCO2e para el periodo 2000-2022”. Fuente: Elaboración propia en base a datos del SNI Chile.  

¿Qué está haciendo Chile frente a esta problemática?

El Acuerdo de París establece en materia de mitigación alcanzar lo antes posible un peak de emisiones de GEI y lograr la carbono neutralidad al 2050. Con respecto a esto, Chile actualizó su Contribución Nacional Determinada (NDC) el año 2020, donde su objetivo principal es reducir las emisiones con miras a la neutralidad al 2050, tal como lo indica su Ley Marco de Cambio Climático. Para esto, una de las acciones principales es alcanzar una matriz energética libre de emisiones de GEI, es decir, descarbonizar la matriz y dotarla de fuentes renovables principalmente solar y eólica, dada la riqueza de estos recursos energéticos en Chile. 

De acuerdo con la evolución del consumo energético primario de Chile, se puede ver que existe un aumento de las fuentes renovables. Sin embargo, estas siguen siendo menores a las fuentes no renovables, en efecto, tan solo el 41% del consumo energético primario en Chile fue a partir de fuentes renovables.

Gráfico 5: “Evolución del consumo energético primario por tipo de fuente en TWh para el periodo 2000-2023”. Fuente: Elaboración propia en base a datos de la CNE.  

Finalmente, es de vital importancia impulsar las tecnologías renovables no convencionales para lograr los objetivos propuestos por Chile, tanto en la contribución nacional a las emisiones globales de GEI, como en el desarrollo de una matriz robusta frente a las solicitudes en materia de mitigación y adaptación al cambio climático en las que el país está inmerso.